jueves, 15 de noviembre de 2007

EN CONCLUSIÓN


Si queremos mejorar la enseñanza de la lengua tanto para los futuros enseñantes como para los alumnos en las escuelas, es inútil buscar en las versiones tradicionales de la lingüística teórica. Éstas definen a la lengua de manera estrecha como un sistema de estructuras sintácticas, considerando la base lingüística como una idealización del lenguaje alejada del lenguaje que la gente y las sociedades reales usan con propósitos concretos y en contextos específicos. Si bien tal definición podrá ser apropiada para determinados lingüistas teóricos, no es adecuada para los educadores. Claramente no es representativo del campo educativo sugerir, como lo hacen a veces los lingüistas teóricos, que el ámbito de estudio lingüístico no es más que una abstracción conceptual que no tiene nada que ofrecer a los temas sociales o críticos. Este extraordinario alejamiento, exhibido particularmente por los lingüistas que siguen la tradición chomskyana, muestra un desprecio por la relevancia práctica no igualado en otras áreas científicas, desde la astrofísica hasta la zoología, y no le hace ningún favor a la lingüística como campo de estudio fructífero que puede contribuir a la mejora de la educación y de la condición humana en general.
He sugerido que se necesita con urgencia un nuevo campo, la lingüística educativa, y que este campo de estudio debe ser iniciado con la definición del lenguaje como un bien cognoscitivo, creativo, crítico y social. Además de establecer una nueva definición del lenguaje, la lingüística educativa debe lograr una unidad orgánica entre la investigación, la práctica y la teoría, en lugar de continuar asumiendo que estas actividades científicas pueden y deben ser llevadas a cabo por diferentes profesionales que trabajen en relativo aislamiento el uno del otro.
El ámbito acción de la lingüística educativa incluye tanto la investigación de patrones de uso lingüístico en instituciones educativas como las prácticas pedagógicas en las clases de lenguaje. Adicionalmente, la lingüística educativa, investiga el potencial para la enseñanza de la lengua a través del currículo.
La lingüística educativa comienza en la formación de los enseñantes, donde en el pasado la enseñanza de la lingüística y de gramática no se han dirigido a los temas que enfatiza la nueva y necesitada definición del lenguaje. Adicionalmente la lingüística educativa señala una serie de temas que se pueden investigar en la escuela y que requerirán un plan de investigación concertado y sistemático a lo largo de muchos años y en muchos entornos sociales diferentes. Para que tal programa de investigación se cumpla, aquellos que apoyen la lingüística educativa deberán desarrollar su teoría, basada en la actividad práctica, utilizando el tipo de investigación que sea instigada por la práctica, y publicando con vigor el mensaje de que, al contrario de lo que promulgan otros lingüistas, la lingüística puede tener y tiene un papel muy directo y productivo que ejercer en la sociedad moderna, y particularmente en la educación.

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